Los motivos por los que oponerse a la red 5G son muchos, a menudo relegados a un segundo plano debido a la preocupación predominante (y absolutamente legítima) de una tecnología de máxima nocividad, que invadirá cuerpos y espacios con graves consecuencias desde el punto de vista de la salud y la contaminación ambiental. Cuando hablamos de 5G, no podemos tener en mente un simple avance sobre la red actual de 4G y por lo tanto una forma de navegar más rápido. Cuando hablamos de la red 5G ni siquiera podemos verla «sólo» como otra nocividad más, oponiéndonos exclusivamente en términos de seguridad para la salud de los individuos y la protección del medio ambiente. La red de 5G es sobre todo una infraestructura necesaria para los diversos actores en ese campo. Necesario para los patrones, para aumentar sus beneficios a costa de los trabajadores; necesario para los Estados: por un lado para aumentar el control social dentro de las fronteras nacionales, por otro para orquestar mejor las operaciones militares en los diversos frentes de guerra.
Veamos estos aspectos…